sábado, 21 de marzo de 2015

La lectura



Leer agudiza la astucia

1) Descifrar palabras activa numerosas áreas cerebrales, sobre todo en el hemisferio izquierdo. Al leer, el cerebro simula las escenas ficticias en las que actúan los personajes.

2) El entrenamiento en la lectura mejora la eficacia lectora de los niños, además de estimular el intercambio de información entre las regiones encefálicas.

3) Las personas mayores que leen con asiduidad mantiene el intelecto en forma durante más tiempo, también presentan menos síntomas de demencias. (f. Revista Mente y Cerebro/Investigación y Ciencia- pág 36- No. 47 / 2011).


El Perfil del Lector



Los estudiantes y la Lectura

Los estudiantes que más leen son los que mejores resultados tienen en la escuela. Sean diez libros al año o treinta, un poco de lectura diaria beneficia el rendimiento de los estudiantes. Pero de lectura por placer, no por imposición. Un análisis de la OCDE sobre el último informe Pisa, centrado en la comprensión lectora de los alumnos de 15 años, destaca que los jóvenes que leen hasta 30 minutos al día porque ellos quieren obtienen 504 puntos de media en competencia lectora, la capacidad de leer, entender , extraer información y elaborar ideas propias, nueve puntos por encima de la media de todos los países evaluados ( 493 puntos). En cambio, los que no leen por placer ni un minuto al día se quedan en una puntuación media de 460 puntos, 44 por debajo de los que si leen algo, lo que equivale a un curso de diferencia.

Los lectores apasionados, que se sumergen en los libros entre media hora y una hora al día, alcanzan los 527 puntos. Leer más de una hora al día por deseo apenas mejora la puntuación respecto al grupo de lectores anterior(532 de media), solamente hace que los alumnos disfruten por más tiempo haciendo algo que les gusta, que adquieran un mayor vocabulario, cultura... Así, basta con leer por placer unos minutos a diario para que la capacidad de comprensión y los resultados académicos se disparen, indica el informe.

Un libro es la puerta al saber y hay que trabajar métodos de comprensión.

Emili Teixidor, autor de la redescubierta novela Pa Negre, explicaba hace unos años en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia que contagiar el deseo de leer " es como contagiar cualquier otra convicción profunda: solo se puede conseguir, o mejor intentar, sin imposiciones, por simple contacto, imitación o seducción. No se trata de llenar ningún vaso-cerebro- vacío, sino de prender en una zarza el fuego que nos agita. Por el simple contacto de una llama" (f. Maite Gutierrez-Barcelona-Tendencias La Vanguardia 15/12/11)

Las personas que sienten mayor motivación por la lectura mejoran su capacidad de comprensión, lo que a su vez les hace disfrutar de los libros, querer más, creando así un circulo virtuoso- Laura Borrás, profesora de Literatura de la UB, asesora a centros escolares sobre planes lectores y estudio de los clásicos literarios (Fuente: Maite Gutiérrez- Barcelona-Tendencias La Vanguardia 15/12/11)

 (F.La Contra de la Vanguardia Fernando Alberca, profesor de secundaria, 27/9/11).


Potenciar las habilidades en lengua de los alumnos se ha convertido en uno de los principales retos de la educación primaria.  Si no se procesa un texto, no se aprende. Si no se lee el enunciado de un examen correctamente, no se responde de forma correcta. Si alguien no sabe expresar lo que piensa.... Los resultados de la evaluación de sexto de primaria han dejado al descubierto que entre un 25% y un 30% de alumnos no sabe leer ni escribir lo mínimo antes de pasar a secundaria.  Cualquier iniciativa para mejorar el nivel de los alumnos necesita su tiempo para que de resultados. Los libros enseñan y también relajan(F. Maite Gutiérrez Barcelona-Tendencias La Vanguardia, 2/5/11)


Entrevista a Isabel Solé (catedrática del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Barcelona)   "Se aprende a ser un buen lector a lo largo del tiempo y en situaciones de lectura variadas"




¿Qué es la competencia lectora?
La capacidad de poder utilizar la lectura para satisfacer las necesidades personales de inserción y crecimiento que tenemos: para disfrutar, para resolver problemas cotidianos y para aprender, un reto al que debemos enfrentarnos los humanos cada día.

Y, en consecuencia, ¿qué es un buen lector?
Es la persona que puede hacer este uso múltiple y variado de la lectura, y que la puede utilizar no solo porque los otros le piden que lea, sino también porque de por sí es una actividad placentera. Un buen lector también es aquel que puede, por medio de la lectura, no solo acceder a lo que piensan o dicen los otros, sino también reflexionar sobre su propio pensamiento, hacerse preguntas y responderlas, ampliar su conocimiento y su perspectiva ante la vida y la realidad.

¿Cómo se llega a ser un buen lector?
Esta competencia se aprende a lo largo del tiempo y en situaciones de lectura variadas. No sé si la lectura es un hábito. Para mí, sobre todo, es un deseo. Es evidente que llegar a ser un buen lector también implica poder usar la lectura porque la necesitas. Hay un componente de utilitarismo que no podemos dejar de lado, pero no creo que la formación de lectores se deba conformar con que la lectura solo se utilice de un modo funcional: tendríamos que aspirar a que se use para pensar y para disfrutar. Yo entiendo el aprendizaje de la lectura como un taburete de tres patas: las tres tienen que estar equilibradas. ¿Cuáles son?: aprender a amarla -si esto está asegurado, tenemos ya mucho camino recorrido para las otras patas-; aprender a leer propiamente, y, la tercera, aprender a usarla para aprender. No solo para saber qué dicen los textos, sino para ir más allá y poder analizarlos, confrontarlos y extraer conclusiones de ellos.

¿Hay una edad para aprender a leer y ser un buen lector?
Se puede empezar a amar la lectura desde que se es un bebé, viviéndola en distintas situaciones dentro de las familias, en las que los lazos afectivos con la lectura se pueden empezar a crear y consolidar. Después, no terminamos nunca de aprender a leer. Todos los que somos lectores, y quizá unos lectores competentes en nuestro ámbito, cuando cogemos un texto de otras características o de una nueva disciplina nos vemos en la necesidad de forzar y estirar nuestra capacidad lectora. No hay que pensarla como una técnica que se aprende en uno o dos cursos y que luego se podrá aplicar sin restricciones a cualquier texto o situación de lectura, sino como un proceso dilatado en el cual se irán dominando progresivamente nuevas dimensiones de esta fascinante capacidad.

¿Aprendemos a leer toda la vida?
Sí, pero que esto suceda no es casualidad. Si leemos siempre el mismo tipo de cosas, las capacidades de lectura no se ampliarán y desarrollaremos unas estrategias eficaces solo para aquellos textos específicos. No es lo mismo leer Ulises que un best-seller. Si nos forzamos a leer unos textos de una determinada complejidad, nuestras capacidades lectoras tendrán unos retos y se ampliarán. La estructura de los textos influye en la comprensión lectora, pero no únicamente: también influye la densidad de la información; si se utiliza un vocabulario específico o cotidiano; la cohesión, la coherencia y la claridad; el grado de escritura del texto, o sea, si está muy bien escrito o no; si los contenidos son accesibles al lector; si el texto es narrativo, expositivo o poético, y también la funcionalidad del texto. Diferentes textos y fines, llevan a procesar la información de formas diferentes.

¿Cambia la forma de leer la llegada de nuevos medios y de la tecnología?
Plantea diferentes tipos de lectura. Cada tecnología que utilizamos acaba teniendo un impacto en el cerebro, en la manera de pensar. La revolución que vivimos, en este sentido, no es diferente, a pesar de que algunos dicen que tendrá más impacto que la propia aparición de la imprenta. La lectura de hipertextos, por ejemplo, conduce a una forma de lectura que favorece el procesamiento muy rápido de la información y, muchas veces, más superficial. Si solo leemos este tipo de texto, es posible que nos especialicemos en una lectura selectiva. Si somos capaces de combinarla con una lectura más sostenida de un texto largo y más denso... Leer en el web será una nueva forma de incrementar competencias.

¿Siempre que leemos aprendemos?
Cuando lees y comprendes, siempre aprendes. Quieras o no. No lees una novela para aprender cosas, pero si tiene lugar en Berlín en los años treinta, aprendes cosas de Berlín en los años treinta. ¿Por qué? Porque con la lectura vamos relacionando la información con lo que sabemos y le atribuimos un significado en el texto. Mientras leemos tenemos unos objetivos de lectura, aportamos los conocimientos previos, vamos realizando inferencias... Lo hacemos a un nivel implícito. Esto explica que la lectura, cuando es comprensiva, genere un aprendizaje que llevamos a cabo sin darnos cuenta.

¿Aprendemos igual si leemos un cuento que si leemos un libro de texto?
Cuando utilizamos la lectura para aprender, estas estrategias que funcionan de un modo implícito no se pueden quedar solo en este ámbito. De una forma intencional, debemos saber qué buscamos en aquel texto, recuperar de nuestra memoria los conocimientos que ya tenemos y que pueden ayudar a atribuir significado a la nueva información. Tenemos que poder ir distinguiendo lo que es básico e importante de lo que es secundario. Tenemos que poder hacer inferencias y todo el proceso se hace más consciente y regulado por uno mismo.

¿Cómo podemos motivar a leer? ¿Quién lo tiene que hacer?
Invitando a la lectura. Seduciendo. Poniéndola al alcance. Siendo los libros hablantes de los niños cuando todavía no pueden leer. Esto hará que se interesen en ella y que se quieran apropiar de estas herramientas. Y en esto, todos tenemos un papel. Aunque a las personas que amamos la lectura nos cueste mucho de entender que otras personas no la valoren, esto ocurre. Tenemos familias muy distintas. Para algunas, la lectura ocupa un lugar importante en su imaginario. Otras, la consideran de una manera diferente. En sí mismo, esto no quiere decir nada malo. Estaría muy bien tener alumnos lectores, tener una sociedad lectora. Pero, si no es así, deberíamos pensar que todos los niños y niñas tienen el derecho de descubrir el placer de la lectura, que un adulto significativo de su vida -si no son los padres, lo puede ser el maestro- los acompañe. Todos tienen derecho a unos centros educativos donde se enseña y se aprende a leer y a escribir, pero en los que, sobre todo, se lee, y se ama y se valora la lectura.



Descansos despiertos entre lecturas mejoran la memorización de la información.





Consejos para leer







(F. Emili Teixidor autor de la redescubierta novela Pa Negre- Tendencias La vanguardia 15/12/11).


Derechos del lector

Lista provisional de los derechos del lector que formuló el escritor francés Daniel Pennac en Como una novela (1992).
En materia de lectura, nosotros «lectores» nos per­mitimos todos los derechos, comenzando por aquellos que negamos a los jóvenes a los que pretendemos iniciar en la lectura:



Porque si queremos que mi hijo, mi hija, que la juventud lean, es urgente otorgarles los derechos que nosotros nos concedemos (Fuente  web UNESCO).


"La lectura no es evasión: es inmersión y riesgo, es liberación e impulso. Leer es reprobar la indolencia y ejercer el derecho al humor compartido, a la gratificación merecida y a una vida que no sea sinónimo de desgracia”( Fuente : Libro “ La dignidad de los pueblos también se escribe leyendo” Alfredo Mires.


Para más información sobre La Lectura, ir al siguiente enlace :


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