Jon Kabat Zinn, fundador y director de la Clínica para
Reducción del Estrés y del Centro para la Atención Plena (Mindfulness) en la
Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Massachusetts. Sus prácticas de Zen, yoga, y estudios con
diversos maestros budistas lo condujeron a integrar partes de esas enseñanzas
con las de la ciencia occidental, creando la técnica de Reducción del Estrés
Basada en la Atención Plena (REBAP) y la Clínica para Reducción del Estrés.(wikipedia).
Hago esta pequeña presentación del Dr. Kabat porque
considero desde mi punto de vista que cuando se tocan temas concernientes a la
salud y el bienestar en general sobre todo, es importantísimo remitirse a los
entendidos en la materia.
Y como alumna suya que soy, me permito recomendarles la
lectura de los libros o artículos publicados en revistas, por el Dr. Kabat,
como el que acompaño a continuación:
Ser padres con consciencia plena (por Jon y Myla Kabat-Zinn)
Intentá imaginar el mundo desde la perspectiva de tu hijo,
dejando intencionalmente tu propio punto de vista. Hace ésto todos los días, al
menos por un momento, para recordar quién es tu hijo y qué es lo que tiene que
enfrentar en este mundo.
Imaginá cómo te presentás como su padre o madre desde el
punto de vista de tu hijo, cómo te ve y te escucha tu hijo, cómo es tenerte
como padre/madre hoy, en este momento. Pensá cómo ésto puede modificar la
manera en que movés tu cuerpo y cómo te manejás en el espacio, la manera en que
hablás y lo que decís. Pensá: ¿cómo querés relacionarte con tu hijo en este
momento?
Practicá ver a tu hijo como “perfecto” tal y como es. Fijate
si podés ejercitar la conciencia plena acerca de su “soberanía” momento a
momento, y trabajar en aceptarlo tal como es, aún cuando es difícil para vos
hacer ésto.
Sé plenamente conciente de tus expectativas para con tu hijo
y considerá si son reales y si son verdaderamente lo mejor para él. También sé
conciente de cómo comunicás tus expectativas y cómo ésto afecta a tu hijo.
Practicá altruismo: poné las necesidades de tu hijo por
encima de las tuyas cuando sea posible. Luego fijate si hay una misma base que
haga que estas necesidades puedan encontrarse. Podés llegar a sorprenderte de
cuánto son posibles de superponerse, especialmente si sos paciente y buscás un
equilibrio en este sentido.
Cuando te sientas perdido/a, recordá por un momento quedarte
quieto/a y meditar para traer atención plena a la situación, a tu hijo, a vos
mismo, a la familia. Al hacerlo, tratá de ir más allá del pensamiento, aún del
pensamiento positivo, e intentá percibir intuitivamente con todo tu ser qué es
lo que se necesita hacer. Si eso no se aclara en ningún momento, quizás lo
mejor sea no hacer nada hasta que esto empiece a aclararse. A veces es bueno
permanecer en silencio.
Intentá llevar a cabo con tu cuerpo, una presencia
silenciosa. A través de prácticas formales e informales de conciencia plena
podrás desarrollar esto, si prestás atención en cómo llevás tu propio ser, cómo
proyectás tu cuerpo, tu mente y tu discurso. Escuchá cuidadosamente.
Aprendé a vivir la tensión sin perder tu propio equilibrio.
En la tradición Zen y en el arte de tiro al blanco, Herrigel describe cómo fue
instruido para permanecer en el punto de mayor tensión sin disparar la flecha.
En el momento correcto, la flecha misteriosamente se dispara sola. Ejercitá, a
pesar de que pueda resultarte difícil, la posibilidad de permanecer un momento
sin intentar cambiar nada y sin esperar que ocurra un resultado en particular.
Simplemente trae toda tu conciencia y presencia a este momento presente.
Practicá la posibilidad de ver que cualquier cosa que pase es “trabajable” si
estás dispuesto a confiar en tu propia intuición. Tu hijo te necesita como su centro
de equilibrio y confianza, una rama confiable donde apoyarse dentro de su
propio paisaje. La flecha y el blanco se necesitan mutuamente. Podrán
encontrarse de la mejor manera a través de una sabia atención y paciencia.
Discúlpate con tu hijo cada vez que hayas traicionado su
confianza, aunque sea que lo hayas hecho sólo un poco. Las disculpas auténticas
son sanadoras. Una disculpa auténtica demuestra que has pensado acerca de una
situación que pasó y que has visto lo sucedido más claramente o, quizás, más
desde la perspectiva de tu hijo. Pero sé consciente de no pedir disculpas con
demasiada frecuencia. Pierde sentido si estas pidiendo disculpas todo el
tiempo, haciendo del arrepentimiento un hábito. De esta manera, se convierte en
una manera de no hacerte responsable de tus propios actos.
Todos los niños son especiales y cada niño tiene necesidades
especiales. Cada uno ve el mundo de una manera única y particular. Sostené una
imagen de cada uno de tus hijos en tu corazón. Bebé en su salud, deseándoles
bienestar.
Hay momentos importantes en donde necesitamos ser claros,
fuertes y unívocos con nuestros hijos. Permitamos que esto provenga de la mayor
conciencia, generosidad y discernimiento posible, más que del miedo, la
hipocresía y del deseo de control. El ser padres con conciencia plena no
significa ser hiper-indulgente, negligente o débil; tampoco significa ser
rígido, dominante y controlador.
El mejor regalo que le podés dar a tu hijo es tu propio ser.
Esto significa que parte de tu trabajo como padre es crecer en
auto-conocimiento y auto-conciencia. Este trabajo constante puede ser promovido
al hacerse un tiempo para la contemplación silenciosa de la manera en que te
resulte adecuada. Sólo tenemos el presente.
Fuentes :
Wikipedia