martes, 24 de marzo de 2015

Decálogo del niño Lector


DECÁLOGO DEL NIÑO LECTOR
Los siguientes pasos son una guía para ayudar a padres y maestros a transmitir el amor por la lectura. 
La lectura crea espacios de discusión a través de los cuales como familia o como colectivo la gente aprende a conocerse. Es clave para la formación de valores y el desarrollo del pensamiento crítico. La lectura es una herramienta para que el ser humano aprenda a pensar por sí mismo, lo que constituye la esencia de la libertad.
1. El derecho a que un adulto le lea en voz alta o lea a su lado.
Los niños preferirán el sonido de la voz de alguien que aman a cualquier otra. Lo importante es hacerlo con naturalidad, si no sale la voz de lobo feroz, no importa.
2. El derecho a enamorarse de un personaje.
Si se enamora de Olivia o de Pulgarcito no es un empeño del niño, sucede que se ha identificado. Es el momento de buscar personajes en situaciones similares. Nos dice mucho de la realidad interior y exterior del niño.
3. El derecho a tocar los libros.
Hay libros costosos que deben estar en lo alto de la biblioteca, pero si todos están donde él no los alcanza, como objetos de culto, no los verá como algo cercano o divertido.
4. El derecho a rayar los libros.
El dibujo es parte de su sistema de comunicación, para un niño, rayar un libro no es dañarlo sino apropiarse de él. Muchos lectores mientras más amamos un libro más lo rayamos. Dejarlo es enseñarle a asumir la propiedad sobre el objeto.
5. El derecho a reescribir el cuento. A inventar personajes, cambiar el rumbo de la historia, inventar todos los finales que quiera.
El lector es creador. Si el niño se sale de las páginas hay que dejarlo, incluso motivarlo. La creatividad que despliegan no solo es asombrosa, sino que es motivadora y es un gran vehículo de comunicación.
6. El derecho a cerrar el libro.
Lo más importante es leer por placer. No hace falta terminar los libros como si fuera el reto de subir el Himalaya. Si un niño no quiere leer no hay que obligarlo. Tampoco poner los libros a competir con televisión, cine o videojuegos. Siempre que la invitación sea libre y abierta será atractiva.
7. El derecho a hacer preguntas y a recibir respuestas.
No importa que nos interrumpan, en sus preguntas está la clave de la reflexión, el aprendizaje y la construcción del pensamiento. Hay que darles espacio, escuchar la pregunta y responderles.
8. El derecho a escoger lo que le leen.
El niño debe sentir respeto por sus intereses. Si desaprobamos algunas cosas que a él le gustan, la clave está en demostrarle que hay otras opciones. A veces un niño puede escoger algo para lo que sintamos que no está preparado, y padre o maestro actúa como censor. Aunque es un tema delicado en general, los intereses de un niño nos ayudan a comprenderlo.
9. El derecho a que le lean el mismo cuento una, dos, tres... todas las veces que lo pida.
Siempre se descubre algo nuevo en lo que ya hemos leído. Es hermoso ver cómo un niño no pierde la capacidad de sorprenderse y como adultos es una forma de reconectarnos con ellos.

10. El derecho a un libro que no lo subestime.
Si el lenguaje es demasiado simple o el mensaje es moralizante, si las ilustraciones no son atractivas, el libro subestima al lector. No porque las palabras sean complejas, ni la trama un tanto larga, el niño no va a comprender. Si el libro trata al lector como un tonto, el niño se sentirá insultado y se desanimará. Si lo reta se sentirá atraído a descubrir su misterio.

(Fuente : www.elcolombiano.com).

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