Leer agudiza la astucia
1) Descifrar palabras
activa numerosas áreas cerebrales, sobre todo en el hemisferio izquierdo. Al
leer, el cerebro simula las escenas ficticias en las que actúan los personajes.
2) El entrenamiento en
la lectura mejora la eficacia lectora de los niños, además de estimular el
intercambio de información entre las regiones encefálicas.
3) Las personas mayores
que leen con asiduidad mantiene el intelecto en forma durante más tiempo, también
presentan menos síntomas de demencias. (f. Revista Mente y
Cerebro/Investigación y Ciencia- pág 36- No. 47 / 2011).
El Perfil del Lector
Los estudiantes y la
Lectura
Los estudiantes que más
leen son los que mejores resultados tienen en la escuela. Sean diez libros al
año o treinta, un poco de lectura diaria beneficia el rendimiento de los
estudiantes. Pero de lectura por placer, no por imposición. Un análisis de la
OCDE sobre el último informe Pisa, centrado en la comprensión lectora de los
alumnos de 15 años, destaca que los jóvenes que leen hasta 30 minutos al día
porque ellos quieren obtienen 504 puntos de media en competencia lectora, la
capacidad de leer, entender , extraer información y elaborar ideas propias,
nueve puntos por encima de la media de todos los países evaluados ( 493
puntos). En cambio, los que no leen por placer ni un minuto al día se quedan en
una puntuación media de 460 puntos, 44 por debajo de los que si leen algo, lo
que equivale a un curso de diferencia.
Los lectores
apasionados, que se sumergen en los libros entre media hora y una hora al día,
alcanzan los 527 puntos. Leer más de una hora al día por deseo apenas mejora la
puntuación respecto al grupo de lectores anterior(532 de media), solamente hace
que los alumnos disfruten por más tiempo haciendo algo que les gusta, que
adquieran un mayor vocabulario, cultura... Así, basta con leer por placer unos
minutos a diario para que la capacidad de comprensión y los resultados
académicos se disparen, indica el informe.
Un libro es la puerta
al saber y hay que trabajar métodos de comprensión.
Emili Teixidor, autor
de la redescubierta novela Pa Negre, explicaba hace unos años en el suplemento
Cultura/s de La Vanguardia que contagiar el deseo de leer " es como
contagiar cualquier otra convicción profunda: solo se puede conseguir, o mejor
intentar, sin imposiciones, por simple contacto, imitación o seducción. No se
trata de llenar ningún vaso-cerebro- vacío, sino de prender en una zarza el
fuego que nos agita. Por el simple contacto de una llama" (f. Maite
Gutierrez-Barcelona-Tendencias La Vanguardia 15/12/11)
Las personas que
sienten mayor motivación por la lectura mejoran su capacidad de comprensión, lo
que a su vez les hace disfrutar de los libros, querer más, creando así un
circulo virtuoso- Laura Borrás, profesora de Literatura de la UB, asesora a
centros escolares sobre planes lectores y estudio de los clásicos literarios
(Fuente: Maite Gutiérrez- Barcelona-Tendencias La Vanguardia 15/12/11)
(F.La Contra de la Vanguardia Fernando Alberca, profesor de secundaria, 27/9/11). |
Potenciar las
habilidades en lengua de los alumnos se ha convertido en uno de los principales
retos de la educación primaria. Si no se
procesa un texto, no se aprende. Si no se lee el enunciado de un examen
correctamente, no se responde de forma correcta. Si alguien no sabe expresar lo
que piensa.... Los resultados de la evaluación de sexto de primaria han dejado
al descubierto que entre un 25% y un 30% de alumnos no sabe leer ni escribir lo
mínimo antes de pasar a secundaria.
Cualquier iniciativa para mejorar el nivel de los alumnos necesita su
tiempo para que de resultados. Los libros enseñan y también relajan(F. Maite
Gutiérrez Barcelona-Tendencias La Vanguardia, 2/5/11)
Entrevista a Isabel
Solé (catedrática del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de
la Universidad de Barcelona) "Se
aprende a ser un buen lector a lo largo del tiempo y en situaciones de lectura
variadas"
¿Qué es la competencia
lectora?
La capacidad de poder
utilizar la lectura para satisfacer las necesidades personales de inserción y
crecimiento que tenemos: para disfrutar, para resolver problemas cotidianos y
para aprender, un reto al que debemos enfrentarnos los humanos cada día.
Y, en consecuencia,
¿qué es un buen lector?
Es la persona que puede
hacer este uso múltiple y variado de la lectura, y que la puede utilizar no
solo porque los otros le piden que lea, sino también porque de por sí es una
actividad placentera. Un buen lector también es aquel que puede, por medio de
la lectura, no solo acceder a lo que piensan o dicen los otros, sino también
reflexionar sobre su propio pensamiento, hacerse preguntas y responderlas,
ampliar su conocimiento y su perspectiva ante la vida y la realidad.
¿Cómo se llega a ser un
buen lector?
Esta competencia se
aprende a lo largo del tiempo y en situaciones de lectura variadas. No sé si la
lectura es un hábito. Para mí, sobre todo, es un deseo. Es evidente que llegar
a ser un buen lector también implica poder usar la lectura porque la necesitas.
Hay un componente de utilitarismo que no podemos dejar de lado, pero no creo
que la formación de lectores se deba conformar con que la lectura solo se
utilice de un modo funcional: tendríamos que aspirar a que se use para pensar y
para disfrutar. Yo entiendo el aprendizaje de la lectura como un taburete de
tres patas: las tres tienen que estar equilibradas. ¿Cuáles son?: aprender a
amarla -si esto está asegurado, tenemos ya mucho camino recorrido para las
otras patas-; aprender a leer propiamente, y, la tercera, aprender a usarla
para aprender. No solo para saber qué dicen los textos, sino para ir más allá y
poder analizarlos, confrontarlos y extraer conclusiones de ellos.
¿Hay una edad para aprender
a leer y ser un buen lector?
Se puede empezar a amar
la lectura desde que se es un bebé, viviéndola en distintas situaciones dentro
de las familias, en las que los lazos afectivos con la lectura se pueden
empezar a crear y consolidar. Después, no terminamos nunca de aprender a leer.
Todos los que somos lectores, y quizá unos lectores competentes en nuestro
ámbito, cuando cogemos un texto de otras características o de una nueva
disciplina nos vemos en la necesidad de forzar y estirar nuestra capacidad
lectora. No hay que pensarla como una técnica que se aprende en uno o dos
cursos y que luego se podrá aplicar sin restricciones a cualquier texto o
situación de lectura, sino como un proceso dilatado en el cual se irán
dominando progresivamente nuevas dimensiones de esta fascinante capacidad.
¿Aprendemos a leer toda
la vida?
Sí, pero que esto
suceda no es casualidad. Si leemos siempre el mismo tipo de cosas, las
capacidades de lectura no se ampliarán y desarrollaremos unas estrategias
eficaces solo para aquellos textos específicos. No es lo mismo leer Ulises que
un best-seller. Si nos forzamos a leer unos textos de una determinada
complejidad, nuestras capacidades lectoras tendrán unos retos y se ampliarán.
La estructura de los textos influye en la comprensión lectora, pero no
únicamente: también influye la densidad de la información; si se utiliza un
vocabulario específico o cotidiano; la cohesión, la coherencia y la claridad;
el grado de escritura del texto, o sea, si está muy bien escrito o no; si los contenidos
son accesibles al lector; si el texto es narrativo, expositivo o poético, y
también la funcionalidad del texto. Diferentes textos y fines, llevan a
procesar la información de formas diferentes.
¿Cambia la forma de
leer la llegada de nuevos medios y de la tecnología?
Plantea diferentes
tipos de lectura. Cada tecnología que utilizamos acaba teniendo un impacto en
el cerebro, en la manera de pensar. La revolución que vivimos, en este sentido,
no es diferente, a pesar de que algunos dicen que tendrá más impacto que la
propia aparición de la imprenta. La lectura de hipertextos, por ejemplo,
conduce a una forma de lectura que favorece el procesamiento muy rápido de la
información y, muchas veces, más superficial. Si solo leemos este tipo de
texto, es posible que nos especialicemos en una lectura selectiva. Si somos
capaces de combinarla con una lectura más sostenida de un texto largo y más
denso... Leer en el web será una nueva forma de incrementar competencias.
¿Siempre que leemos
aprendemos?
Cuando lees y
comprendes, siempre aprendes. Quieras o no. No lees una novela para aprender
cosas, pero si tiene lugar en Berlín en los años treinta, aprendes cosas de
Berlín en los años treinta. ¿Por qué? Porque con la lectura vamos relacionando
la información con lo que sabemos y le atribuimos un significado en el texto.
Mientras leemos tenemos unos objetivos de lectura, aportamos los conocimientos
previos, vamos realizando inferencias... Lo hacemos a un nivel implícito. Esto
explica que la lectura, cuando es comprensiva, genere un aprendizaje que
llevamos a cabo sin darnos cuenta.
¿Aprendemos igual si
leemos un cuento que si leemos un libro de texto?
Cuando utilizamos la
lectura para aprender, estas estrategias que funcionan de un modo implícito no
se pueden quedar solo en este ámbito. De una forma intencional, debemos saber
qué buscamos en aquel texto, recuperar de nuestra memoria los conocimientos que
ya tenemos y que pueden ayudar a atribuir significado a la nueva información.
Tenemos que poder ir distinguiendo lo que es básico e importante de lo que es
secundario. Tenemos que poder hacer inferencias y todo el proceso se hace más
consciente y regulado por uno mismo.
¿Cómo podemos motivar a
leer? ¿Quién lo tiene que hacer?
Invitando a la lectura.
Seduciendo. Poniéndola al alcance. Siendo los libros hablantes de los niños
cuando todavía no pueden leer. Esto hará que se interesen en ella y que se
quieran apropiar de estas herramientas. Y en esto, todos tenemos un papel.
Aunque a las personas que amamos la lectura nos cueste mucho de entender que
otras personas no la valoren, esto ocurre. Tenemos familias muy distintas. Para
algunas, la lectura ocupa un lugar importante en su imaginario. Otras, la
consideran de una manera diferente. En sí mismo, esto no quiere decir nada
malo. Estaría muy bien tener alumnos lectores, tener una sociedad lectora.
Pero, si no es así, deberíamos pensar que todos los niños y niñas tienen el
derecho de descubrir el placer de la lectura, que un adulto significativo de su
vida -si no son los padres, lo puede ser el maestro- los acompañe. Todos tienen
derecho a unos centros educativos donde se enseña y se aprende a leer y a
escribir, pero en los que, sobre todo, se lee, y se ama y se valora la lectura.
( Fuente : http://www.uoc.edu/portal/es/sala-de-premsa/actualitat/entrevistes/2012/isabel_sole.html )
Descansos despiertos
entre lecturas mejoran la memorización de la información.
( Fuente : (http://pss.sagepub.com/content/23/9/955).
Consejos para leer
(F. Emili Teixidor
autor de la redescubierta novela Pa Negre- Tendencias La vanguardia 15/12/11).
Derechos del lector
Lista provisional de
los derechos del lector que formuló el escritor francés Daniel Pennac en Como
una novela (1992).
En materia de lectura,
nosotros «lectores» nos permitimos todos los derechos, comenzando por aquellos
que negamos a los jóvenes a los que pretendemos iniciar en la lectura:
Porque si queremos que
mi hijo, mi hija, que la juventud lean, es urgente otorgarles los derechos que
nosotros nos concedemos (Fuente web
UNESCO).
"La lectura no es
evasión: es inmersión y riesgo, es liberación e impulso. Leer es reprobar la
indolencia y ejercer el derecho al humor compartido, a la gratificación
merecida y a una vida que no sea sinónimo de desgracia”( Fuente : Libro “ La
dignidad de los pueblos también se escribe leyendo” Alfredo Mires.
Para más información sobre La Lectura, ir al siguiente enlace :
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